El parpadeo en la comunicación

Un guiño es una señal consciente de aceptación
1. Parpadeamos cuando estamos atentos y dejamos de hacerlo cuando nos desconectamos del exterior para hacerlo con nuestros propios pensamientos. De ahí la expresión de “estar en babia” cuando una persona no parpadea.
Tamami Nakano y sus colegas de la Universidad de Osaka (Japón), examinaron la actividad cerebral relacionada con el parpadeo espontáneo mientras los participantes veían vídeos grabados de la serie británica “Mr. Bean”, usando imágenes de resonancia magnética funcional. Durante el experimento, los participantes pestañearon espontáneamente una media de 17,4 veces por minuto (desde 3,1 a 51,0) frente a la pantalla, sobre todo en los momentos de interrupción de la trama. Se deduce que el parpadeo espontáneo ayuda a liberar activamente la atención. Además, desempeña un papel fundamental en el equilibrio entre dos grandes redes cerebrales que sustentan anatómicamente la atención: la red dorsal y la red neuronal por defecto. Justo después del parpadeo, la actividad cortical de los que visualizaban los vídeos, disminuía momentáneamente en la red dorsal. Sin embargo, aumentaba en la red neuronal por defecto, que es la que permanece activa cuando el cerebro está en reposo despierto, es decir, cuando el individuo no atiende al mundo exterior, sino que está concentrado en sus procesos internos. Parpadeamos de una manera más rápida y más brusca ante emociones o percepciones desagradables que cuando las mismas son neutras o agradables.
2. Cuando accedemos a información cognitiva o cuando queremos archivar información en nuestro cerebro, nuestros parpadeos son rápidos aunque no bruscos.

3. Cuando accedemos o archivamos información emocional, nuestro parpadeo se torna más suave y más lento, pudiendo llegar a mantener lo ojos cerrados algunas milésimas de segundo.


En definitiva, los parpadeos juegan un papel fundamental en la comunicación y si conocemos y sabemos interpretar su significado en cada momento, esta comunicación se tornará mucho más efectiva. ¡Ojo! (nunca mejor dicho), a los elementos sistémicos que, como en todos los aspectos que analizamos desde la Sinergología, pueden llegar a “artefactar” la interpretación. Cualquiera puede parpadear más de la cuenta si tiene los ojos irritados o se encuentra en un ambiente excesivamente seco, o está pasando por un problema de salud ocular. Sin embargo, si somos buenos observadores, seremos capaces de distinguir, perfectamente, estas circunstancias.
¿Quieres tener las claves para conocer el momento adecuado para proceder al cierre? La Sinergología y su campo de aplicación en el mundo empresarial te facilita esas claves.